Audiorelatos: mi último descubrimiento, mi reciente pasión

Disfruto del papel más que sobre cualquier otro medio para escribir. Trazos, letras retorcidas, tachones. A ratos, de un par de frases con algún sentido. Con mucha suerte, el principio de algún relato o algún ensayo, con ideas que lo completan o contradicen. Chistes, poemas, canciones. No hay soporte que acepte mejor mis vaivenes creativos que el papel. Así pasa, que tengo libretas por todos lados y en todas ellas algo escrito. Me gusta que todo perdure y deposito mi confianza en estas hojas. Un intento de retratar el desorden para desprenderme de él. ¿Dónde estaba aquel pensamiento que anoté para desarrollarlo mejor cuando tuviera más tiempo? Muchas veces, mi trabajo personal como escritora se centra en esas búsquedas, en los reencuentros y en la reescritura de aquel boceto que, al final, resultaba ser mucho mejor en mi memoria. No obstante, lo rescato y lo vuelvo a anotar al final de la última libreta en uso. Porque, eso sí, todo será caos en estas cuartillas, pero escribir escribo hoja por hoja, una detrás de otra. No hay saltos de página caprichosos. Y eso que ya se sabe que algunos folios tienen unas pequeñas arrugas, alguna manchita o cualquier imperfección que altera mínimamente la concentración o que hace querer rellenar cuanto antes el vacío. 

De ahí que también me guste más leer en papel. Pero que conste que no le tengo declarada la guerra al libro electrónico. También lo tengo y lo disfruto. A la lectura es mejor no ponerle trabas. Que sea donde sea, pero que sea. Si puedo elegir, en papel. Pero si no, allá donde me pille el interés, que la curiosidad ya hará por adaptar mis ojos al lugar donde se halle el texto que quiero devorar. 
¡Son tantos los libros que acuden a mi y llaman mi atención! La biblioteca de mi querido padre me surtió de cientos de ellos y, aún así, hay más y más que deciden llegar a mis manos, venir a casa y obligarme a buscarles un hueco. Yo se lo presto cariñosa. Los coloco y les digo: pronto estaré contigo. 

Con el relato me topé de casualidad. Tuve que abrir la mente a la brevedad, quizás porque pensaba  erróneamente que necesitaba de más palabras para entender más cosas. Fue muy bonito darme cuenta de que no era así, tanto para consumirlos como para producirlos. A menor longitud, mayor espacio para la interpretación. A mayor recato del texto, menor esclavitud del pensamiento. 
Mi primer relato fue resultado de una convocatoria en la que se pedían 300 palabras. ¡Solo trescientas! Me parecieron tan pocas... Yo tenía varias hojas llenas con un cuento, uno que nunca acababa porque no dejaban de acudir ideas, como las moscas al pescado, igual de pesadas. Añade esto, le falta aquello, explica lo de más allá que no parece quedar muy claro. De imponerme el reto de presentarme a aquella convocatoria surgió este relato: "Frágil". Después fueron llegando algunos más.  

Esa predisposición obró la magia para ir topándome con libros de relatos escritos por personas que conozco y admiro: Juan Carlos de Sancho, Mar Tello, Eduardo Goldman y Purificación García, entre otros. ¡Cuánta belleza encontré en ellos! Curiosamente, la lectura es más intensa, quizás por corta, y más íntima, quizás por intensa. 

Me gusta estar a solas con un relato.

Todo ello sumado a mi pasión por la radio, la locución y la dramatización me hizo caer en la cuenta de que tenía en mis manos algo muy valioso: textos que me gustaban y una voz, la mía, que quería recitarlos. 
La propuesta fue muy bien recibida por todos ellos y, poco a poco, voy subiendo a este perfil de Soundcloud sus obras por mí dramatizadas.

Hoy comparto lo último que he subido, el audiorelato "Poética del agua" de Purificación García Díaz, de su libro "Actrices Secundarias" (Ediciones del Genal, Málaga, 2018). 

Que lo disfrutes.


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